Zurtido rico

No puedo dejar de sentirme triste a veces. El sol es aún más amarillo, la salsa que escuchan al lado me viste de terno blanco. Soy un sonero negro encerrado en el baño de su casa recordando imágenes de cuando aún era un niño y vivía solo con su madre. El llanto relaja y el día me gusta más, estoy ilusionado, la nada me lleva a ninguna a parte. Canto calato por la casa. Me refrío por la misma razón. Estoy arriba.

En algunas noches escribo cosas tontas en Word. Es divertido. Y, en otras noches, salgo a caminar solitario de madrugada, como quien quiere encontrar algo. Mi primer nombre es Carlos. Nunca me gusto como sonaba, por ello no firmaré estos post con ese nombre. Firmaré como Manuel, que es mi segundo nombre y me suena mucho mejor. Firmare con mi apellido paterno y materno: Díaz Ibáñez, para descartar problemas de homonimia. Bueno, llueve. En noches como ésta he caminado las paredes, de la pura alegría, he terminado en las calles idiotizado, casi corriendo olvidando un poco, acordando más.